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"Estamos en una sociedad en la que es más fácil mentir que decir la verdad".


Muchas veces creemos que la opinión que tiene la mayoría o lo que sale en redes debe ser verdad. También creemos en lo que un presidente o alcalde promete.


Fiedrich Nietzsche, filósofo alemán, creía que ?la verdad no es objetiva y absoluta, sino que está condicionada por las perspectivas individuales?. Esto quiere decir que hay varias verdades, o varias opiniones con respecto a los hechos.


Existe la verdad en una encuesta en la que se evalúa la popularidad de un presidente o un alcalde, sin embargo, si el número no me acompaña, por más que estadísticamente tenga un alto nivel de confianza y bajo margen de error (indicadores de las encuestas) y que además esté realizada por una empresa de reputada imagen a través de los años, es cuestionada, solo si los resultados no me son favorables o se duda del resultado, porque mi percepción cualitativa dice otra cosa.


A veces, los llamados influencers te hablan de que un producto o una experiencia es buena o mala y creemos en su verdad, cuando esta puede estar contaminada por un convenio de auspicio o una invitación que definitivamente no es la misma que se le daría al común de los mortales.


Estamos en una sociedad en la que es más fácil mentir que decir la verdad, y nos aferramos al refrán que ?miente, miente que algo queda?. Vivimos en una sociedad que viste la verdad en retazos de mentiras, para adecuarla a que se convierta en verdad.


Es importante, por lo tanto, recobrar nuestros valores y principios. No creer todo a una autoridad, a un jefe, policía, juez, político, redes, prensa. En nuestro Perú debemos desterrar la facilidad con que se miente, la famosa ?mentira piadosa?, porque acá parece ser mejor opinar sin tener certezas.


Hay que decirle a un líder que está equivocado, aun cuando sea mal visto. La verdad no tiene por qué contraponerse a la falta de respeto. Lo mejor que puede tener un líder, un presidente, un político o un alcalde es recibir a su gente, y aunque no les guste, escuchar la verdad de sus bocas.


Empecemos a buscar la verdad de los próximos candidatos, cómo es su vida, su trayectoria y fundamentalmente cómo opinan sobre diferentes temas. Hay que saber si podamos confiar en que no son oportunistas de los votos y grandes mentirosos.


Espero que el Congreso saque una ley que sancione el engaño y las mentiras a todas las promesas incumplidas en una contienda electoral, porque finalmente uno elige por esas expectativas de solución y tiene la esperanza de que se cumpla.


Tal vez estoy pidiendo demasiado, porque después se me viene a la mente esa frase célebre ?Otorongo no come otorongo? ?, y esa lamentablemente, es una gran verdad.